2.10.09

Publicación Veintidos


"Suertudos"
por "Mentirte Siempre es Bueno" La agrupación de desconocidos que viven adentro de los seres humanos.

Se mueve. Es inmensa. Está abajo, se mueve y es inmensa. Imagino su forma como la de una serpiente gigante, sabia, que se mueve lentamente mientras reflexiona su próximo movimiento. Imagino los túneles que deja mientras se mueve. También la imagino ciega, o con sus ojos dañados. Marcas. Heridas. Manchas oscuras que se desvanecen con el tiempo sobre su piel inmaculadamente blanca. Y en su cola un mundo. Si, un mundo. O no. Creo que es un pueblo. Si, es un pequeño pueblo. Puedo ver el campanario de una capilla que sobresale por las copas de los árboles. Estos, los árboles, mueven sus hojas por el lento ondular de la serpiente. Veo seres que caminan en las calles de tierra del pueblo. Algunos de ellos tienen cara de desear una verdulería, o una carnicería, coloridas. Las mujeres, sin embargo, las veo levitar con sus polleras pintorescas apenas ondulando por el viento que genera el viaje de la serpiente. Los niños, son niños. Pero los ancianos parecen coleccionarse el uno al otro, como grandes trofeos, se ve claramente que poseen recuerdos, y que sus ojos son pozos infinitos de colores camaleónicos. Es un pueblo de reglas extrañas.
Y de repente habla. La serpiente. Su voz retumba de manera significante, retumba. Ellos, al escuchar esa voz incipiente corren ordenados hacia un parque y se columpian sin cesar en hamacas multiformes. La serpiente calla. Y todos comienzan a reír sin parar.
Que suerte tienen aquellos que viven en un pueblo anclado en la cola de una serpiente gigante e inmaculadamente blanca.